Capítulo 1 Traición
Punto de vista de Makenna:
«Mmm… Ah… Oh, Frank… Se siente tan bien… Más fuerte, Frank… Así…».
Me quedé congelada en la puerta mientras los gemidos de la mujer hacían eco en las paredes y se metían en mis oídos como dagas. Mi corazón se heló y un temblor me recorrió el cuerpo sin calmarse.
El nombre que ella pronunciaba era Frank, mi pareja.
Reuniendo un poco de valor, empujé la puerta para abrirla lo suficiente para asomarme. Ahí estaban los dos, con sus cuerpos enredados y apretados en un ritmo febril. El hombre que la embestía con tanto desenfreno era mi pareja, Frank Thomas.
Y la mujer debajo de él, que lo agarraba y jadeaba con cada embestida, era mi hermanastra, ¡Jessica Dunn!
¿Cuándo había empezado esta traición? ¿Cuánto tiempo se habían estado viendo a escondidas, arruinando mi vida?
Mi mente daba vueltas, confusa e incrédula.
Pero entonces, la dulce voz de Jessica rompió la pasión. «Frank, ¿cuándo vas a marcarme como tu pareja?».
Todavía moviéndose dentro de ella, él susurró: «¿Por qué tanta prisa? Muy pronto romperé el vínculo de pareja con Makenna. Sabes que eres la única a quien amo».
Un peso sofocante se apretó en mi pecho.
¿Amaba a Jessica? ¿Solo a ella? ¿Qué era yo para él? ¿Qué pasaba con las promesas que me había hecho?
Estaba tan furiosa que mi visión se nubló y el mundo se volvió rojo.
Antes de darme cuenta de lo que estaba haciendo, abrí la puerta de golpe con tanta fuerza que las paredes temblaron.
«¡Son una pareja desvergonzada y repugnante!», les grité.
Ambos se sobresaltaron y se levantaron bruscamente. Frank mostró pánico por un instante, pero Jessica ni siquiera se inmutó.
Mis ojos se llenaron de lágrimas al ver los brazos de Frank todavía alrededor de ella. No pude evitar balbucear: «¿Por qué, Frank? ¿Por qué me traicionaste?».
Él no respondió, ni siquiera se dignó a mirarme. En cambio, acarició distraídamente la suave piel de Jessica, como si todavía saboreara sus apasionados momentos.
El doloroso nudo de bilis subió por mi garganta hasta ahogarme.
Frank no hizo ningún intento de ocultarlo.
«Mi querida hermana», ronroneó Jessica, acurrucándose más en los brazos de Frank con una facilidad enfermiza. «No seas tan dramática».
Sus labios se curvaron en una sonrisa satisfecha antes de depositar un largo beso en el cuello de Frank, sin dejar de mirarme con mofa. «¿Qué traición? Frank me ama más a mí».
Él le acarició el cabello y me lanzó una mirada gélida. «Tiene razón, esto es exactamente lo que parece. Voy a romper mi vínculo de pareja contigo, Makenna. Prefiero a Jessica».
Su brutal honestidad estaba acabando con mi cordura.
«¡Los dos, váyanse al demonio!».
Luego, les arrojé todo lo que podía agarrar. Estaba desesperada por romper algo, cualquier cosa.
Frank protegió enseguida a Jessica y me empujó hacia abajo sin una pizca de piedad. «¿Te has vuelto loca, Makenna Dunn? ¡Mírate! ¿Cómo podrías compararte con Jessica?».
Me desplomé en el suelo con el corazón hecho pedazos, como si toda mi alegría y dignidad hubieran sido pisoteadas.
Destrozada, apreté los dientes y volví a preguntar: «¿Por qué? ¿Por qué haces esto?».
«¿Por qué?». Jessica lanzó una risa cruel y se aferró más a Frank, mirándome con malicia.
«Oh, Makenna, ¿no te enteraste? Los príncipes licántropos están buscando esclavas sexuales. Todas las mujeres solteras del país pasarán un proceso de selección. Frank no me dejará ser una de ellas, así que tú serás el reemplazo perfecto».
¿Iban a enviarme a ser la esclava sexual de los príncipes licántropos?
Me estaba ahogando en mi propia incredulidad, así que apenas dije en un susurro: «Esos príncipes son unos monstruos, los conocen por su crueldad… ¿Me están condenando a muerte?».
No lo entendía. El hombre que había jurado protegerme y cuidarme, ahora estaba dispuesto a arrojarme a esos monstruos por otra mujer.
La insensible voz de Frank asestó el golpe final: «Hace mucho tiempo dejé de amarte, Makenna. Ahora Jessica es quien me importa. No pienso dejar que se enfrente a ese destino. En cuanto a ti… ¡Ya no significas nada para mí!».
Lancé una risa amarga ante esa traición. «¡Frank, todavía estamos unidos por el vínculo de pareja! ¿De verdad vas a romper tu promesa a la Diosa Lunar?».
«¿Y qué si lo hago?», espetó él maliciosamente, desafiándome a detenerlo.
Antes de que yo pudiera procesar sus palabras, Frank volvió a hablar: «Frente a la Diosa Lunar, yo, Frank Thomas, te rechazo a ti, Makenna Dunn, como mi pareja».
En cuando esas palabras salieron de sus labios, un dolor abrasador atravesó mi alma. Agarrándome la cabeza, jadeé mientras me desgarraba la insoportable agonía del rechazo.
Mi visión se nubló y la conciencia se escapó de mis manos. Antes de que la oscuridad se apoderara de mí, lo último que vi fue la sonrisa triunfante de Jessica y los ojos vacíos de Frank, desprovistos de cualquier rastro de calidez.