Capítulo 1 Prólogo
La noche era demasiado oscura para correr, sin embargo, la misión encomendada no podía esperar ni un día más, el contenido de la caja que llevaba en su espalda había molestado a personas muy poderosas por muchos siglos y ahora estaban más cerca que nunca, si caía en sus manos ahora, todo por lo que habían trabajado, todas aquellas muertes, incluso la del gran maestro, habrían sido en vano.
Este es el lugar – nunca la encontraran aquí – se dijo al divisar la torre del edificio que buscaba – la antorcha que llevaba en su mano crepitaba suavemente, la luz de la llama solo podía hacer aún más sombrío y trascendental aquel momento, proyectando enormes sombras fantasmales en el cavernoso edificio, tomo una herramienta que llevaba en su cinturón y se puso a trabajar – No me queda mucho tiempo.
A pocos kilómetros de allí dos sujetos cabalgaban a toda velocidad por las empinadas calles, sus cabezas cubiertas por capuchas no permitían ver sus rostros, aun así era posible sentir la frialdad de su mirada, en sus espaldas el metal plateado de aquellas armas brillaban aun con la tenue luz de la luna menguante, en su cañón y en su culata de marfil tallado podía apenas distinguirse el mitológico sello de la hermandad, era una obra de arte que podía infundir miedo y admiración al mismo tiempo.
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De pronto el sujeto de la antorcha aparece de rodillas frente a ellos, sostenía en una mano la antorcha y en la otra una pistola de percusión, su mirada retadora parecía perdida, como si ya no hubiese más salida.
– ¡Entrégala! – Dijo uno de los hombres a caballo – sus rostros encapuchados se veían mucho más siniestros a la luz de la antorcha crepitante.
¡Jamás! – repicó retador el hombre de la antorcha- moriría antes de deciros el paradero.
Moriréis de todas maneras- respondió el otro hombre a caballo- y nadie recordara jamás tu nombre. El olvido es el castigo para traidores como ustedes, ¡¿Dónde está?!
-Yo no les convengo muerto, sé demasiado – dijo el hombre de la antorcha mientras cargaba el percutor de su pistola.
Hay más de un camino a Roma –dijo la figura a caballo al tiempo que llevaba la mano al arma.
-Pero solo uno lleva a la verdad – solo eso alcanzo a decir el hombre con la antorcha antes de ver el destello saliendo del largo cañón de su revólver Colt modelo
1837… después… oscuridad.